Hola chicxs!
La semana pasada no puede escribir ningún post porque estaba
mala, ya que ronda un virus de gastroenteritis por mi pueblo y yo virus que hay
en el ambiente, virus que cojo, disculpad las molestias.
He decidido abrir una nueva sección en el blog y se va a
llamar mujeres olvidadas, hago esto porque a lo largo de la historia hay
muchísimas mujeres fascinantes que se han olvidado de mencionar en nuestros
libros de historia por el hecho de ser mujeres, han sido silenciadas y quiero
rescatarlas del olvido en esta sección, aunque afortunadamente vamos
recuperándolas poco a poco en estos años de atrás pero a mí no me parece
suficiente y voy a poner todo mi empeño en esta sección para darlas a conocer.
Su existencia era reducida en muchas épocas, pero hay un
buen número de nombres de mujeres que, en cada etapa de la historia, alcanzaron
una fama y un reconocimiento público que posteriormente fue silenciado, mujeres
que no aparecen en ningún libro, ni suenan en el imaginario colectivo, mujeres
olvidadas en distintos campos como la ciencia, arte, política, periodismo,
educación, etc.
Hoy voy a hablaros de Clara Campoamor (Madrid 1888 –
Laussanne 1972).
Nace en el barrio madrileño de Maravillas el doce de febrero
de 1888, en una familia de origen humilde. Su madre era modista y su padre,
contable de un periódico.
A la muerte de éste,
se ve obligada a interrumpir sus estudios y ponerse a trabajar y lo hace en el
cuerpo de Correos y Telégrafos en 1909.
En 1914 y tras sacar el número uno de su oposición, se
convierte en profesora de adultas en el Ministerio de Instrucción Pública. Sin
embargo, al no tener el bachiller sólo puede impartir clases de taquigrafía y
mecanografía por lo que decide seguir estudiando a la vez que lo compagina con
sus trabajos de mecanógrafa en el Ministerio y de secretaria en el periódico
“La Tribuna” respectivamente.
En 1923 participa en un ciclo sobre Feminismo organizado por
la Juventud Universitaria Femenina donde comienza a desarrollar su ideario
sobre el derecho a la igualdad de las mujeres.
En 1924 y a la edad de treinta y seis años se licencia en
Derecho lo que le permite defender dos casos de divorcio muy célebres en
aquella época, el de la escritora Concha Espina, de su marido Ramón de la Serna
y Cueto, y el de Josefina Blanco, de Valle-Inclán.
Fue también la primera mujer que intervino ante el Tribunal
Supremo y que desarrolló trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas
a los derechos de la situación jurídica de las mujeres en nuestro país.
En 1928 crea junto a compañeras de otros países europeos la
Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, que todavía existe
con sede en París y trabaja junto a Victoria Kent y Matilde Huici en el
Tribunal de Menores.
En 1930 contribuye a fundar la Liga Femenina Española por la
Paz.
Con
Azaña forma parte de la junta directiva del Ateneo de Madrid y se declara
republicana. A la pregunta de un periódico "¿Monarquía o República?,
responde ¡República, República siempre! Me parece la forma de gobierno más
conforme con la evolución natural de los pueblos. Y en muchos casos la más adecuada a la situación de
un país específicamente considerado, verbigracia, España".
Fue delegada de España en la Sociedad de Naciones.
En los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera,
colabora en el diario “La Libertad” donde en una sección propia titulada
“Mujeres de hoy” presenta y analiza la vida de mujeres.
Tras la dictadura, entra a formar parte del Partido Radical
y se presenta a las elecciones de 1931 para las Cortes Constituyentes de la
Segunda República, obteniendo un escaño como diputada por Madrid.
Participa en la comisión encargada de redactar la Carta
Magna republicana, siendo la primera mujer que habla en las Cortes Españolas.
Estamos en septiembre de 1931.
Desde su tribuna ejercerá una encarecida defensa del
sufragio femenino en España, con la oposición de sus propios compañeros de
partido y de otra diputada socialista, Victoria Kent, convertida en la portavoz
del “no”.
Victoria Kent se opone al derecho electoral de las mujeres,
argumentando que éstas influidas por la Iglesia, votarán conservador. La
derecha, contraria a la emancipación de las mujeres, apoya, sin embargo, a
Clara Campoamor por los motivos que esgrime Victoria Kent, pensando que los
votos de éstas les serán favorables a su formación.
Clara Campoamor se mantiene fiel a sus principios y defiende
el derecho de las mujeres a ser consideradas ciudadanas por encima del sentido
de su voto.
Al final, y con una apretada victoria impone
sus tesis y entra en la Historia como la principal artífice de la inclusión del
voto femenino en España, recogido en la Constitución de 1931, que en su
artículo 36 dispone que “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años
tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”.
En las elecciones de 1934, la CEDA se proclama vencedora y
toda la izquierda culpa de su derrota a Clara Campoamor. Es su muerte política.
Sin embargo, en 1936, las urnas darán la mayoría a la
izquierda.
En diciembre de 1933 es nombrada Directora General de
Beneficencia, cargo del que dimite al año siguiente por discrepancias con el
ministro.
Por
esas fechas tiene lugar la rebelión de Asturias y Clara marcha a Oviedo con el
fin de socorrer a los hijos de los mineros muertos o encarcelados
La dura represión junto con la falta de interés que muestra
el Partido Radical por todas las cuestiones referentes a la situación de
desigualdad de las mujeres, la lleva a salir del mismo.
Intenta organizar un partido independiente que defienda los
derechos de las mismas, pero se le niega la entrada en el Partido de Izquierda
Republicana.
En 1936, tras el golpe militar del general Franco contra la
República Española, Clara Campoamor se exilia a Francia, Argentina y a
Laussanne donde fallece en 1972 sin haber
tenido la oportunidad, ante las condiciones impuestas por
parte del gobierno franquista, de regresar a España como era su deseo.
Concha Fagoaga y Paloma Saavedra, en su reedición de El voto
femenino y yo, en 1981, citan una carta de Clara Campoamor en 1959 a Martín
Telo:
Clara Campoamor: «Creo
que lo único que ha quedado de la República fue lo que hice yo: el voto
femenino».
Obra:
Escribió artículos en los diarios de la época “La Tribuna”,
“Nuevo Heraldo”, “El Sol” y “El Tiempo” y publicó “El derecho de la mujer en
España” (1936), “La situación jurídica de la mujer española” (1938), “Mi pecado
mortal. El voto femenino y yo” y “La revolución vista por una republicana”.
Os recomiendo que leáis también el Discurso de Clara Campoamor
ante las Cortes el 1 de octubre de 1931, donde quedaría aprobado el voto
femenino en España es sin duda esclarecedor.
Después de todos estos datos que creo que merece la pena
leer, mi conclusión que mas que conclusión es un sentimiento y agradecimiento a
esta mujer ya que por su valentía y lucha podemos votar hoy en día, aunque a veces
debido a la situación del país no tenemos ni ganas de votar, solamente en honor
y en agradecimiento a ella deberíamos ir a ejercer nuestro derecho como
ciudadanas y votar.
Espero que disfrutéis con esta nueva sección, la iré
alternando con las demás.
Un besazo y hasta la semana que viene!!!
Fuentes consultadas: http://www.ciudaddemujeres.com/mujeres/Politica/CampoamorClara.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario